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Amiblogs Feliz Navidad 2017

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miércoles, 23 de febrero de 2011

Precioso Relato.

Este Relato me llegó vía e-mail y me pareció tan precioso que quise compartirlo con ustedes., no sé si lo habrán leído anteriormente, pero yo primera vez que lo leo, esta historia tan triste me ha conmovido muchisimo. Y como hace poco tuvimos las
navidades pues acá lo voy a dejar.

En 1994, dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el Departamento de Educación de Rusia. La invitación era para enseñar moral y ética en las escuelas públicas, basada en principios bíblicos. Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos de la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, abusados y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes:

Se acercaba la época de las fiestas navideñas de 1994, los niños del orfanato iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de como no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre.

Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dio un cuadradito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadraditos de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvido al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebé. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebé.

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo fue bien hasta que llegué donde el pequeño Misha estaba sentado. Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre quedé sorprendido al no ver un solo niño dentro de él, sino dos.

Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde María pone al bebé en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo: Cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá, y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con El.

Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé qué cosa tenía que pudiese darle a El como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunté a Jesús: Si te doy calor, ¿ese sería un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo: Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido.

Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre. Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas empapando sus mejillas. Se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo…

El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. Alguien que estaría con él para siempre.

Gracias a Misha, yo aprendí que no son las cosas que tenemos en esta vida las que importan. Sino a quienes tenemos, ellos son los que realmente importan.

No alardees de tu nacimiento, posición, cualidades o logros espirituales.

Ten presente la naturaleza de todas las cosas,

y vivirás una vida plena y llena de gozo.